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Todos cometemos errores con respecto a los adolescentes, incluido padres, maestros y profesores, otros familiares, e incluso la comunidad. Todo padre, abuelo o maestro hace lo posible para educarlos correctamente, pero el problema es que cuando esas edades nos involucran en lo personal, la sensibilidad bloquea la visión de lo correcto y lo incorrecto. Nadie por lo tanto debe sentirse angustiado por sus errores con ellos. No obstante, es de recordar una vez más que si se ha sembrado en ellos la "semilla", con ejemplo, atención y comunicación, más tarde o temprano se obtendrán resultados favorables. Este libro te ense¤a como influir, educar, orientar y relacionarte cordialmente con los adolescentes, como manejar el alumno dificil, en fin, ganarte la simpatia de esas edades.

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